Podría ser el título de un anuncio de cualquier lugar paradisíaco en el que pasar unos días pegado al mar; pero hoy no se me ocurre un título mejor para definir el día.
Después de una noche algo movida, hoy Cangas nos ha dado un día de más de 30° de calor, y así lo hemos disfrutado.
Las noches siempre son uno de los momentos más mágicos de cualquier campamento; pero en la primera noche siempre se reúnen los miedos de los más tímidos a dormir en un sitio nuevo, y las ganas de los más atrevidos por ganarse los galones y presumir de ser premiados con unas carreras nocturnas por realizar alguna proeza como salir a investigar después de la hora de acostarse.
A todo esto hay que sumar la excitación lógica y contagiosa de dormir fuera de casa y el venir "frescos" y descansados.
Las caras no eran las mismas a las 8 cuando tocaba levantarse, pero después del desayuno el desfile de zombies se convierte en grupos ávidos de vivir más cosas, entrenar, correr, pasar por el gym, jugar... todo sin el móvil; pero ese tema lo dejaremos para otro día.
Desde Cangas, buenos días
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