Siempre me ha gustado trabajar con gente joven. Creo que hay determinadas ocupaciones que son vocacionales; te gustan o no te gustan, y no todo el mundo vale para hacer todas las cosas.
En nuestro caso, llevar un Campus de este tipo, pienso que es un claro ejemplo. Son muchas las frases que he oído de amigos, conocidos incluso de algunos padres y madres del tipo: “No sé cómo aguantáis a tantos chicos allí” “Tiene que ser una locura intentar que te hagan caso” “Según están los chavales ahora…no quiero pensar cómo será aquello”
Pero la experiencia me demuestra que son bastante mejores que nosotros, los adultos, en muchos sentidos. Posiblemente lo más difícil sea llegar a ellos, conseguir entrar un poco en su cabeza y desde ahí, todo lo que les propongas lo asimilan y lo hacen suyo, claro que con más o menos agrado y por supuesto que no tod@s funcionan igual, pero desde el convencimiento es mucho más fácil que las pautas se cumplan.
Todo esto lo hemos podido comprobar en las nuevas normas que hemos aplicado: mascarillas, higiene de manos, puntualidad, cambio de calzado, diana a las 8:00… y tod@s cumpliendo las normas con esa extraña sensación de llevar aquí semanas cuando sólo hemos convivido poco más de 24 horas.
En resumen, todo la maquinaria engrasada y funcionando al 100%.
Hoy quiero hacer una mención especial a Iñaki, uno de nuestros chicos "veteranos" que ha cumplido años con el tobillo fastidiado del primer dia.
Y por supuesto a todos los que han mandado sus excelentes notas para participar en las Becas Levidrio, pero especialmente a los ganadores del primer y segundo turno, enhorabuena María, Diego, Sheila y Raúl!!!
Desde Cangas, buenos días
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